24 jun 2011

Palabra, si te dijera...



Digo un ay como si me sobraran
palabras
cuando me sobra papel.

Cuando el pulso se me enreda (ve mi mano) y no me caben los huesos en el esqueleto fiel. Cuando quisiera el espejo de tu boca para el canto porque yo canto en silencio y sin tu boca no canto. Hundo la pluma en mi vida como quien busca en un pozo alguna herencia perdida: la pluma se llena y crecen palabras bajo mi piel.

Palabras,
para cumplir mi papel.


Eduardo Casar
En La experiencia literaria, año 1, núm. 1, septiembre 1993.

2 jun 2011

Dos sillas a la orilla del mar

Cuando ustedes vayan al mar, y vean dos sillas juntitas, pero pesadas por los millones de enlaces de sus moléculas conformando algo macizo, piensen en la levedad que les otorgaría a sus dos sillas este poema de Gonzálo Rojas, "Dos sillas a la orilla del mar"; y de paso léanse Seis propuestas para el próximo milenio y vean a Eduardo Casar en La dichosa palabra... Y no estaría mal que revisaran el peso en la teoría atómica.

Dos sillas a la orilla del mar




La abruma a la silla la libertad con que la mira

la otra en la playa, tan adentro

como escrutándola y

violándola en lo abierto

de la arena sucia al amanecer, rotas las copas

de ayer domingo, la abruma

a la otra

la una.



Palo y lona son de cuanto fueron

anoche en el festín, palo y lona

las dos despeinadas que a lo mejor bailaron blancas

y bellísimas hasta que la otra

comió en la una y la una

en la otra por liviandad y vino Zeus

y las desencarnó como a dos burras

sin alcurnia y ahí mismo

las filmó hasta el fin del Mundo tiesas, flacas,

ociosas.



Gonzálo Rojas
 
Podrán encontar éste y muchos otros poemas del querido poeta chileno en esta página:  http://amediavoz.com/rojasG.htm

Traspasos de los sueños

Ramón Gómez de la Serna (español, 1888-1963)

    De pronto dejó de tener pesadillas y se sintió aliviado, pues habían llegado ya a ser una proyección obsedante en las paredes de su alcoba.
    Descansado y tranquilo en su sillón de lectura, el criado le anunció que quería verle el señor de arriba. Como para la visita de un vecino no debe haber dilaciones que valgan, le hizo pasar y escuchó su incumbencia:
    -Vengo porque me ha traspasado usted sus sueños.
    -¿Y en qué lo ha podido notar?
    -Como vecinos antiguos que somos, sé sus costumbres, sus manías y sobre todo sé su nombre, el nombre titular de los sueños que me agobian a mí, que no solía soñar... Aparecen paisajes, señoras, niños con los que nunca tuve que ver...
    -¿Pero cómo ha podido pasar eso?
    -Indudablemente, como los sueños suben hacia arriba como el humo, han ascendido a mi alcoba, que está encima de la suya...
    -¿Y qué cree usted que podemos hacer?
    -Pues cambiar de piso durante unos días y ver si vuelven a usted sus sueños.
Le pareció justo, cambiaron, y a los pocos días los sueños habían vuelto a su legítimo dueño.


(En Valadés, Edmundo, El libro de la imaginación, FCE

Esta vez les comparto este cuento del novelista, biógrafo, cuentista, ensayista, teatrero, tertulista y "greguerista" español de principio y mediados del siglo pasado, Ramón Gómez de la Serna. Cuando lo leí me recordó a "Casa tomada", de Julio Cortázar, pero creo que estoy loca.

Pueden consultar la antología del cuentólogo y cuentista Edmundo Valadés en línea en la página http://es.scribd.com/doc/9541055/El-Libro-de-La-Imaginacion-Edmundo-Valadez.

Que estén bien.

30 abr 2011

Nubes y olas



NUBES Y OLAS
Madre, los que viven en las nubes me gritan: "Mira; jugamos desde nuestro despertar hasta que se muere el día; jugamos con el amanecer de oro y con la luna de plata." Yo les pregunto: "Pero, ¿cómo subiré hasta donde estáis vosotros?" Y me contestan: "Llega hasta el borde de la tierra, alza las manos al cielo y las nubes te levantarán." "Mi madre me está esperando en casa -digo yo-. ¿Cómo dejarla y subir?" Y ellos se sonríen y pasan flotando.
Pero yo sé un juego más bonito que ése, madre. Mira: yo seré una nube y tú serás la luna. Te taparé con mis manos y nuestro techo será el cielo azul.
Los que viven en las olas me gritan: "Cantamos desde el alba hasta la noche; viajamos, más y más allá siempre y no sabemos por dónde pasamos." Yo les pregunto: "Pero ¿cómo podré unirme a vosotros?" Y me responden: "Ven a la orilla de esta playa, cierra los ojos, espera, y te llevarán las olas." Les digo: "Mi madre no quiere nunca que salga de noche. ¿Cómo voy a ir?" Y ellos se sonríen y pasan danzando...
Pero yo sé un juego mejor que ése, madre. Yo seré la ola y tú serás una playa desconocida. Llegaré rodando, y romperé, riéndome, en tu falda, y nadie sabrá en el mundo dónde estamos tú y yo.

En Juan José Arreola (selec.), Lectura en voz alta, Porrúa, México. ($54)

"...Las páginas aquí reunidas me enseñaron a amar la literatura y por eso las amo y las reúno. Las leí por primera vez entre los ocho y los doce años de edad, y aún me siguen enseñando a ser hombre y me enriquecen con los dones de una lengua que ha desarrollado mi espíritu. [...]Por eso quiero que pueda ser leído en voz alta, sobre todo por los niños que desarrollan su ser en nuestra habla."




Estoy tan llena de emoción por haberles compartido "Nubes y olas", de Rabindranath Tagore. A mi me gusta mucho leerlo en voz alta porque imagino muchos timbres de voz y entonaciones. Amo cada palabra y cada frase de él; me parece sencillo y muy profundo a la vez. Espero que también les guste mucho. Saludos.