El talento , Delito impreso y La sesión informativa

El talento es un cuento ruso de Anton Chejov, invita a hacer una reflexión del verdadero talento y compararlo con quien cree poseerlo. Hay un narrador que no está inmerso en la historia y que sólo está ahí para contarla. Cuenta los sucesos en presente, "cómo van sucediendo", y se toma la libertad para hacer reflexiones.

En Delito impreso, de Cory Doctorow; la narradora es Lanie, es la hija del protagonista, su papá, a quien meten a la cárcel por contrabando usando una impresora tridimensional. Cuenta todo desde hace 10 años, cuando era niña. Casi no hace reflexiones acerca de las razones de su padre, solo relata con muchos detalles lo sucedido. Y aunque no es el personaje principal, forma parte fundamental de la historia.

En La sesión informativa, de Arundhati Roy, el "narrador" no relata sucesos que forman parte de la historia de un cuento. Sólo reflexiona y habla, interactúa con el "publico", sin que ellos le contesten, tiene entre paréntesis los ruidos que tienen que representarse, o sea acotaciones "( Ruido de pasos alejándose...)" ó "(Risitas)". Es un texto hecho para ser representado, un monólogo, fue hecho para que lo leyeran en voz alta, en la fortaleza, en el Festival de Arte Contemporáneo